jueves, 26 de agosto de 2010

Kissable Lips -> DIY

Un hazlo tu misma facilísimo para tener unos labios super besables y suaves :)

miércoles, 25 de agosto de 2010

Mía

Esto es increíble. Me siento como el peor ser de todo el universo. Si me das tiempo y tienes paciencia con semejante tonto como yo, te lo podría contar.

Mi identidad es secreta. Tanto así, que me es imposible revelarla. Sin embargo, te diré la de ella, su nombre es… Mía y últimamente me resuena en la cabeza.

Ha transcurrido ya una semana de los acontecimientos, pero esa imagen sigue en mi mente. Sus ojos café mirándome con un aire de decepción y llenos de tristeza, como si algo la flagelara por dentro. Tenía toda una presencia suicida.

-¿Qué te ocurre?- le pregunté con cierto temor.

Ella no contestó. Formulé mi pregunta otra vez. En esta ocasión sus ojos se llenaron de densas lágrimas precipitando, recorriendo sus rosadas mejillas; aquella vez pálidas, lo suficiente como para formar un océano de ellas.

Inesperadamente, corrió a mis brazos. No sé cuánto duró, pero me pareció eterno. Era toda una escena típica de película y agradecí a los directores el haberla inventado. Podía percibir el perfume de su cabello, un aroma delicioso. Sentía su respiración y su fría piel tocando mi abrigado pecho y rodeando mi espalda. De alguna forma, un sentimiento agradable. La tenía tan indefensa; escondiéndose en mis brazos para sentirse protegida..

En un momento, alzó la cara y su mirada se encontró con la mía.
-El problema… eres tú.

Mi autoestima se hizo pedazos. ¿Cómo fui tan estúpido para herir a semejante ángel? No obstante, me atreví a decir:

-¿Qué fue lo que hice?

-Tú…- se tornó incómoda- rompiste mi corazón.

Silencio sepulcral, seguido de ella rompiendo en llanto. Esta vez se deshizo de mi cuerpo y fue corriendo hacia la puerta escolar. Por suerte, no había nadie.

Volví a casa destrozado y decepcionado de mí mismo. Queriendo nunca haber existido para nunca haberla lastimado. ¡Yo la amo! Pero fui demasiado cobarde y acepté a otra muchacha como mi compañera. Aquella jamás superaría a mi Mía. ¿Mi? ¡Qué derecho tengo para llamarla así!

Como puedes oír, bueno en este caso leer (lo sé, la inteligencia no es uno de mis dones), soy un canalla.
No obstante, hoy me arriesgaré. Me armaré de valor y así cortaré mi relación con aquella otra para luego decirle a Mía lo que siento. Solo espero que no sea demasiado tarde para enmendar lo hecho.

Deséame suerte.