martes, 9 de noviembre de 2010

¿Quién soy?

Eso me cuestiono día a día, minuto a minuto y sigo sin hallar la respuesta. No le veo sentido a la vida, al menos a la mía.Se que nací hace 15 años, sé que soy mujer , se que  tengo un papá y una mamá, sé que curso secundaria y que soy una alumna promedio. Sé que mi tez es mas pálida y blanca que la nieve , mi cabello semejante al ébano y mis ojos azules como un cielo reflejado en dos charcos de agua.Sin embargo, eso no me dice quien realmente soy, sólo lo que parezco.O lo que una vez fui.

Podría hablarte de mi vida, pero no haría más que aburrirte , es siempre lo mismo, una rutina de la que es imposible escapar.Nada antiguo, nada nuevo,nada malo, nada bueno.

Estoy tan cansada de vivir lo mismo,una y otra vez, siento que la gente pasa y crece pero yo me quedo atrás, no lo entiendo,¿ por qué no se dan cuenta que estoy a su lado?Es como si no existiera. ¿Qué sucede? Que yo sepa  no he hecho nada para que me ignoren . Les toco, les hablo, les llamo, sin embargo, nadie responde. Soy invisible.

Vivo sola desde hace tres meses, mis padres no se han comunicado conmigo últimamente.Salgo de casa y voy a clases, me dirijo a mi asiento y nadie voltea a mirarme. ¿Tendré algo?-De seguro no me he acicalado bien- pensé la primera vez, no obstante el comportamiento se ha hecho costumbre. Nunca he sido participativa pero ni ya cuando doy respuestas correctas los maestros me conceden la palabra. Todo es tan extraño.

Hoy iba caminando de regreso a casa, por las mismas calles que he transitado toda mi vida. Iba leyendo un libro,  ya  numerosas veces las mismas páginas. He memorizado cada letra, cada palabra y frase. En eso,estaba dispuesta a sacar las llaves para abrir la puerta y ésta fue empujada por la presión que ejercí. Entré y me encontré con una inusual escena. Los muebles habían desaparecido y eran ahora cenizas, las paredes estaban quemadas tal como si fuera el interior de una chimenea , todas mis pertenencias tostadas estaban. Me disponía a llamar a emergencias,cuando no pude encontrar mi teléfono móvil.No estaba dentro de  mi bolsillo.

Seguí recorriendo la vivienda y di con un espejo cubierto de una gruesa capa de tierra, lo reconocí como el que siempre había tenido colgado en la sala. Soplé para desprender la tierra del vidrio y me vi reflejada.Contemplé mi rosto, estaba de un color morado,vacío de vida. Mis ojos estaban apagados como nunca lo habían estado.Toqué mi cabeza y sentí algo viscoso, era de un color rojizo que caía por  mis hombros hasta manchar mi blanca y ajada blusa que terminaba en una descolorida falda seguida de unas piernas llenas de hematomas que palpé con mis manos de las cuales todas sus uñas estaban rotas .No sentía dolor alguno.

Increíble.¿Era esa realmente yo? Tenía que ser una broma.Sin razón alguna. Mi cuerpo me arrastró al cementerio,rogaba por no encontrarla , pero la suerte no estaba de mi lado. Lo pude leer con claridad.Mi nombre grabado en la losa con la fecha de mi fallecimiento .Corrí hacia fuera buscando un lugar donde refugiarme de mi pesadilla, pero no había nadie , ni nada , sólo estaba yo.
Traté de llorar sin embargo me fue imposible, sólo los vivos lloran, sólo ellos sienten. De repente, memorias vinieron a mi mente,  recuerdos de mi vida y de como había expirado esa día de noviembre, cuando el incendio acabó asfixiándome a pesar de que hice lo posible por librarme de tan cruel fin.
Aunque no suena coherente, sentí una enorme paz, ya no vivía y nada podía hacer. No habían obligaciones ni deberes que cumplir, todo era tan tranquilo.

Caminé hacía el parque en el que me encuentro ahora, ya sentada en una de las bancas.Veo a la gente pasar a gran velocidad, preocupadas de las cosas terrenales, apresuradas van todas. Si tan sólo ellos supieran que después tendrían todo el tiempo del mundo para reflexionar.Y así descubrir que una vez muerto, lo único que se trae a la memoria es cuánto se amó al ser querido y no cuánto se le dio.



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